Sermon: Bonhoeffer - El Secreto del Sufrimiento

Sermon: Bonhoeffer - El Secreto del Sufrimiento

Notapor richardhcpark » Dom Nov 01, 2009 8:14 pm

Este sermon es por Bonhoeffer, teologico aleman que resistio contra Hitler y luego se mato.
Quiero leer, estudiar y analizar este sermon con alumnos in mi classe con tres lentes:
1) Como el uso su hermeneutica biblica en su sermon?
2) Como el uso su teologia grande en su sermon pequeno?
3) Como el uso su homiletica y rhetorica en su predicacion?

El Secreto del Sufrimiento

Dietrich Bonhoeffer
Finkenwalde
Marzo 1938

@Traducido por Dr. Ricardo Park/Noviembre 2009/Mexiko

Texto: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Rom. 5:1-5)

“Tenemos paz con Dios.” Así pues, nuestra lucha con Dios ahora ha terminado. Nuestros corazones obstinados se han rendidos a la voluntad de Dios, y nuestros propios deseos se han desplomado. Es victoria de Dios, y nuestra carne y sangre, que odian Dios, han estado quebradas y deben guardar silenciosamente. “Por lo tanto siendo justificado por la fe, tenemos paz con Dios.” Dios tenía razón en el extremo. En la canción acabamos de cantar, decimos, “Tu eres justo, pase lo que pase.” Dios está justo, independientemente de si entendemos las maneras de Dios; Dios está justo, si Dios nos corrige y castiga o nos perdona. Dios está justo; somos los transgresores. No la vemos, pero nuestra fe debe reconocer: Dios solamente está justo. Nosotros que reconocen por la fe que Dios tiene razón en el juicio de nosotros hemos entrado en la posición correcta antes de Dios; estamos bien preparados poder colocarse en la presencia de Dios; nuestra fe en la justicia de Dios nos hemos justificado, nosotros hemos encontrado paz con Dios.

“Tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo.” Ahora la lucha de Dios contra nosotros está también en un extremo. Dios odió eso voluntad que rechazaba para someterse a Dios. Dios llamó, amonestó, suplicò, y amenazò, con veces incontables, hasta que la cólera de Dios sobre nosotros no supiera no más de paciencia. En ese momento, Dios se preparó para dejar flojamente un soplo contra nosotros; Dios nos dejó tenerlo y golpear la marca. Dios pegó a la única persona inocente en la tierra. Era el hijo querido, nuestro Señor Jesucristo. El Jesucristo murió por nosotros en la cruz, pegado por la cólera de Dios. Dios lo envió para ese propósito. Cuando el hijo sometio a la voluntad y a la autoridad a la muerte, entonces la còlera de Dios se satisfizo. El misterio maravilloso—Dios había hecho paz con nosotros por Jesucristo.

“Tenemos paz con Dios.” Debajo de la cruz es la paz. Aquí está la entrega a la voluntad de Dios; aquí está el final de la voluntad de nuestros propios; aquí está el resto y la tranquilidad en Dios; aquí está la paz de la conciencia en el perdón de todos nuestros pecados. Aquí debajo de la cruz está el “acceso en la gracia en donde nos colocamos,” el acceso diario a la paz con Dios. Aquí está el camino que se proporciona en el mundo para encontrar paz con Dios. En Jesucristo, se satisface la cólera de Dios, mientras que nos superan en la voluntad de Dios. Ése es porqué, para su congregación, la cruz de Jesús es una fundación eterna de la alegría y de la esperanza en la gloria que viene de Dios. “Disfrutamos en la esperanza de la gloria de Dios.” Aquí en la cruz, la justicia y la victoria de Dios han amanecido en la tierra. Aquí Dios se sabrá a todo el mundo un día. La paz que recibimos aquí se convertirán en una paz eterna, gloriosa en el reino de Dios.

Pero mientras que quisiéramos la mayoìa de todo parar aquí, llenado de la alegría más grande que los seres humanos pueden ser concedidos en esta tierra; llenado, es decir, llenado del conocimiento de Dios en Jesucristo, de la paz de Dios en la cruz, la Escritura no todavía nos dejara ir. “Y no sólo así pues,” ahora dice. Todos no se ha dicho todavía, después de todos. ¿Pero qué más podrían seguir siendo ser dicho después la cruz del Jesucristo y la paz de Dios en Jesucristo se ha hablado de? Sí, los estimados amigos, hay todavia una palabra que se dirá; a saber una palabra sobre ustedes, una palabra sobre su vida debajo de la cruz, una palabra sobre cómo Dios va a probar su vida en la paz de Dios, de modo que la paz de Dios no sea simplemente una palabra, sino una realidad. Todavía hay una palabra que se dirá; que ustedes vivirán un rato más de largo en esta tierra, y sobre cómo ustedes preservarán la paz de Dios.

Por lo tanto nuestro texto nos dice, “Y no sólo así pues, pero nosotros glorificamos en tribulaciones también.” La prueba de si hemos encontrado verdaderamente la paz de Dios estará en cómo hacemos frente a los sufrimientos que nos acontecen. Hay muchos cristianos que doblan sus rodillas antes de la cruz del Jesucristo bastante, pero quién no hacen nada sino resista y lucha contra cada aflicción en sus propias vidas. Creen que aman la cruz de Cristo, pero odian la cruz en sus propias vidas. En realidad, por lo tanto, odian la cruz del Jesucristo también; en realidad, ellos desprecian la cruz, quienes para su parte, intenten huir de la cruz por cualesquiera pueden. Quienquiera mira el sufrimiento y el apuro en su propia vida como algo enteramente hostil, enteramente mal, puede saber por esto que todavía no han encontrado paz con Dios en absoluto. Realmente, han buscado solamente paz con el mundo, pensando quizás que podrían hacer frente a sí mismos y a todas sus preguntas con la cruz del Jesucristo; es decir, podrían encontrar una paz interior. Así, necesitaron la cruz, pero no la amaron. Buscaron paz solamente para su propio motivo. Cuando vienen los sufrimientos, sin embargo, esta paz desaparece rápidamente. No era ninguna paz con Dios porque odiaron los sufrimientos que Dios envía.

Así, quienquiera odia solamente los sufrimientos, el sacrificio, la falta, calumnia, y cautiverio en su vida, comoquiera que elocuentament pueden hablar de otra manera sobre la cruz, odian la cruz de Jesús y no tienen ninguna paz con Dios. Pero quienquiera ama la cruz del Jesucristo, quienquiera ha encontrado paz en él, comienzan a amar incluso los sufrimientos en su vida, y en el extremo, podrán decir con la biblia, “también disfrutamos en nuestros sufrimientos.”

Nuestra iglesia ha sufrido muchos tribulaciónes estos últimos años. En fecha de esta hora: la destrucción de su orden, la penetración de una predicación falsa, mucha hostilidad, las palabras malvadas, y difamación, encarcelamiento, y cada clase de aflicción, y nadie sabe qué sufrimientos todavía aguardan la iglesia. Pero con todo eso, también nos dimos cuenta de que Dios intentò de tal modo, y todavía intenta, para ponernos a la prueba, que en todo que ha sucedido, sólo una pregunta ha sido importante, a saber, ¿tenemos paz con Dios, o hemos vivido hasta ahora en una paz enteramente mundana?

¿Cuánto quejarse y risistir, cuánto oposición a, y odio de, nuestros sufrimientos, ha revelado dentro de nosotros, y cuánto traición de nuestros propios principios, cuánto estar a un lado, cuánto miedo, cuando la cruz de Jesús tanto como comienza echar una sombra minúscula en nuestras propias vidas? ¡Cuantas veces hemos pensabamos que podríamos preservar bien nuestra paz con Dios, pero evitamos el sufrimiento, el sacrificio, el odio, las amenazas para nuestra existencia! Sí, el peor de todos, ¿hemos no tenidos que oír una y otra vez de hermanos y hermanas cristianos que desdeñan su sufrimiento? - y por la única razón que su propia conciencia no les da ninguna paz del corazon.

Pero Dios tomará nadie en el reino cuyo fe Dios no ha probado como genuino en la tribulación. “Debemos por mucha tribulación entrar en el reino de Dios.” Por lo tanto, debemos aprender crecer encariñados con nuestros sufrimientos antes de que sea demasiado atrasado; sí, debemos aprender disfrutar y jactarnos en ellos.

¿Cómo es eso a suceder? “Sabemos que el sufrimiento produce perseverencia; perseverencia, carácter; y carácter, esperanza. Y la esperanza no nos decepciona.” De esta manera, aprendemos por primera vez de la palabra de Dios cómo debemos mirar y entender sufrimientos. Los sufrimientos, que nos aparecen tan duros y desagradables en nuestras vidas, están en realidad lleno de los tesoros más grandes que un cristiano puede encontrar. Son como la cáscara en la cual una perla se reclina. Son como un pozo profundo, en el cual, el más profundo sube abajo adentro, más cosas uno encuentra: el primer mineral, entonces plata, y finalmente oro. El sufrimiento produce la primera perseverencia, entonces carácter, después esperanza. Quienquiera evita sufrir rechaza con esto el regalo más grande de Dios para los que pertenezcan a Dios.

“El sufrimiento produce perseverencia.” Perseverencia, traducida literalmente, significa : permaneciendo debajo, no lanzando del camino, pero aguantando esto. Sabemos mucho demasiado poco en la iglesia hoy sobre la bendición peculiar del aguantar. Aguantar, no sacudir; aguantar, pero no derrumbarse tampoco; aguantar como Cristo llevo la cruz, permaneciendo debajo, y allí debajo esto—para hallar Cristo. Si Dios impone una carga; ¡entonces los que perseveran doblan sus cabezas y creen que es bueno que sean humillar—permanecen debajo! Pero permaneciendo debajo. Para permanecer con firmeza, permanecer fuerte se significa aquí también; no asentimiento o entrega débil, no masoquismo, sino crecer más fuerte bajo carga, como bajo la gracia de Dios, imperturbablamente preservando la paz de Dios. La paz de Dios se encuentra con las que perseveren.

“La perseverencia produce el carácter.” Una vida cristiana se prueba no en palabras, pero en el carácter. Nadie es un cristiano sin carácter. Pablo está hablando aquí no sobre la experiencia de la vida, sino sobre la experiencia de Dios. Ni él habla de clases de experiencias espirituales, pero algo sobre esas experiencias que se presenten en el ensayo de nuestra fe y de nuestra paz con Dios, sobre la experiencia de la cruz de Jesús. Solamente los que perseveran son experimentado y produce carácter. Los que no perseveran experiementan nada que construirá el carácter. Para quienquiera Dios quiere conceder tales experiencia—a un individuo o a la iglesia—a ellos Dios envía mucha tentación, agitaciòn, y ansiedad; deben gritar diariamente y cada hora para la paz de Dios. La experiencia que se habla de aquí nos lleva en las profundidades del infierno, a las quijadas de la muerte, y en la noche de no fe. Pero con todo eso, Dios no quiere tomar la paz de Dios de nosotros. Por todas partes, experimentamos la energía y la victoria de Dios, y la última paz en la cruz de Cristo más con cada día de paso.

Por lo tanto, carácter produce esperanza. Para cada tentación superada está ya el preludio a la ultima conquista; cada onda superada nos trae más cercano a la tierra mucha esperada. Esta es la razón por la cual la esperanza crece con carácter; y en la experiencia del sufrimiento, la reflexión de la gloria eterna se puede sentir ya.

“Y la esperanza no nos decepciona.” Donde todavía hay esperanza, no hay derrota; habria cada clase de debilidad, de mucho clamor y de quejarse, de grito mucho ansioso; sin embargo, porque la esperanza está presente, la victoria se ha ganado ya. Ésta es la secreto del sufrimiento en la iglesia y en la vida cristiana; exactamente esa puerta en la cual se escribe: “Abandone toda la esperanza,” esa puerta del dolor, de la pérdida, y de la muerte se convirte en para nosotros la puerta de la gran esperanza en Dios, la puerta del esplendor y gloria. “Y la esperanza no nos decepciona.” ¿todavia tenemos esta gran esperanza en Dios en nuestra iglesia y para nuestra iglesia? Entonces todo se gana. ¿Lo tenemos no más? Entonces todo se pierde. ¨El sufrimiento produce perseverencia; perseverencia, carácter; y carácter, esperanza; y la esperanza no decepciona nos” - sino todo esto es solamente para los que han encontrado y preservar la paz de Dios en el Jesucristo, y sobre las cuales se escribe: porque Dios ha vertido el amor de Dios en nuestros corazones por el Espíritu Santo de esta manera. No, la serie de pasos de la perseverencia a la esperanza no es ninguna verdad evidente en sí ganada por experiencia mundana. Lutero dijo que puede ser que sea puesto muy bien en una manera enteramente diferente; a saber: el sufrimiento produce una carencia de la perseverencia; una carencia de la perseverencia, impenitencia; y la impenitencia desesperanza; Y la desesperanza nos decepciona completamente. De hecho, así que esto debe ser, cuando la paz de Dios se pierde a nosotros, cuando preferimos una paz terrenal con el mundo màs que la paz con Dios, cuando amamos las certezas de nuestra vida más que amamos a Dios. Entonces el sufrimiento debe demostrar ser nuestra ruina.

Pero el amor de Dios se vierte en nuestros corazones. Para quienquiera Dios concede, con el Espíritu Santo, que los incomprensibles ocurren dentro de ellos; es decir, que ellos comienzan a amar a Dios para el motivo de Dios, no por mercancías mundanas y regalos, no incluso por paz, pero realmente para el motivo de Dios y el motivo de Dios solamente; quienquiera esta llevado por el Espíritu Santo a desear nada mas que a compartir en el amor de Dios para la eternidad, pero con excepción de ése para no desear nada, nada màs—tales personas hablan de este amor de Dios, y con ellos, la congregación entera del Jesucristo: Tenemos paz con Dios. Disfrutamos nuestros sufrimientos. El amor de Dios se vierte en nuestros corazones. Amen. (GS, IV, pp.434-41)
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